La Gastronomía Croata

Cuando uno piensa en Croacia siempre tiene en mente aguas cristalinas, ciudades amuralladas y cruceros, pero pocos de nosotros sabríamos contar cuáles son los platos más típicos de este país.
 
Cada región tiene sus platos típicos, igual que en cualquier otro país, pero la zona de Dalmacia, que es fundamentalmente la que nosotros hemos visitado, no guarda grandes sorpresas para los españoles, ya que la base de su cocina es la dieta mediterránea. Tiene mucha influencia de la cocina griega e italiana y en la costa se cocina mucho pescado y marisco: calamares, atún, doradas, cigalas, mejillones y ostras llenan las cartas de los restaurantes. Los platos de pasta y arroz combinados con mariscos o con frutas y verduras de temporada son también una delicia que probar: Arroz Negro con Calamares, Ensalada de Pulpo con Garbanzos, Mejillones en Salsa de Tomate, Espaguetis con Higos y Anchoas, Cigalas en Salsa de Tomate y Ajo, Pasta Verde con Salmón y Gambas...
 
El Aceite de Oliva también está muy presente en la cocina croata, aunque su precio es mucho más elevado que en España y los vinos, especialmente los blancos, acompañan los platos de cualquier restaurante. Los más famosos son los de la Península de Peljesac, visita imprescindible para los que se acercan a la ciudad de Ston, donde se encuentran los mayores caladeros de ostras y mejillones del país, grandes salinas y la muralla más larga de Europa, con cinco kilómetros y medio.
 
Una visita temprana al Mercado de Pescado de cualquiera de estas ciudades es un espectáculo y un paseo por los mercados de frutas y verduras llenan de colorido la visita. Mucha fruta fresca a buenos precios y numerosas botellas de Aceite de Oliva, algunas en bonitos envases, al estilo italiano; pero también otras muchas en garrafas sin etiquetar ni nada, lo que nos llamó la atención y nos hizo dudar sobre su procedencia o sus controles de calidad. Lo que sí es verdad es que proliferan las "tiendas boutique" de aceite de oliva y que este se ofrece como un producto gourmet a la gran cantidad de turistas italianos y alemanes que pululan por sus calles. Igual podemos aprender algo...
 
Lo que más hemos disfrutado en nuestras cenas y almuerzos ha sido el pan: exquisitos panes recién hechos que salían de los hornos de los restaurantes: con semillas y frutos secos, tradicionales, grandes, pequeños, en bollitos... Cada restaurante tenía su especialidad, sobre todo en la zona de Split y la cesta se llenaba una y otra vez para acompañar las ricas salsas o los aceites con que nos obsequiaban como entrantes. ¡Qué alegría encontrar un buen pan!
 
Las mejores comidas las hemos hecho en Split, entre los callejones del magnífico Palacio de Diocleciano o en los puertos de la ciudad. Las más baratas en Zadar, aunque han sido muy sencillas, muchas cafeterías y bares, pero pocos buenos restaurantes. Y las más mediocres en Dubrovnik, un entramado de restaurantes preparados para dar el sablazo al turista sin importarles la calidad que ofrecen ni el trato que dan.
 
Si nada de esto os gusta, no os preocupéis, siempre podréis comer unas buenas pizzas o unos ricos bocadillos de buenos embutidos croatas. Eso sí, no olvidéis llevar kunas porque son pocos los restaurantes que aceptan euros o tarjeta de crédito.


 
 

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