Jaén

Siempre he estado muy ligada a tierras jiennenses por motivos familiares y personales. Tengo grandes amigos en esa provincia y también los tenía mi padre. Acercarse a Jaén es tener en mente pueblos como Alcalá la Real, Alcaudete, Porcuna, Santa Elena, Andújar, Arjonilla, Baeza, Bailén, Campillo de Arenas, Linares, La Carolina, Cazorla... Cuando leo el cartel parece que tengo a mi padre detrás diciendo "hoy voy a Torredelcampo" con ese tono tan peculiar que ponía. 

Recuerdo las romerías de la Virgen de la Cabeza y suenan en mi mente las canciones a la "Morenita" o las ferias de Linares y su fabuloso tapeo y La Carolina con ese paté de perdiz o los caracoles que tomaba en un barecillo fantástico de Úbeda o los paseos por la preciosa Baeza; pero curiosamente nunca había visitado Jaén capital. Las malas lenguas me contaban que era una ciudad fea sin nada que ver o hacer y será por eso que nunca me había llamado la atención. Pero hay que decir que Jaén no es fea, lo que pasa es que tiene serias competidoras. Es una ciudad pequeñita, muy manejable y aunque monumentalmente no tiene muchos lugares visitables, tiene tres que bien merecen una visita: la espectacular catedral, los preciosos baños árabes y el fantástico castillo de Santa Catalina.

En nuestra segunda visita a la capital, un callejeo por la parte antigua nos ha hecho descubrir plazas preciosas como la de San Agustín o la de los Caños. Una pena que la administración no les dedique más atención y tenga las calles más limpias y transitables. Creemos que Jaén merece más atención y que es una ciudad a la que se le podría sacar mucho partido. 

Pero seamos realistas, nosotros a lo que venimos a Jaén es a hacer  escapadas gastronómicas. Teníamos varias referencias de uno de nuestros blogueros favoritos, Oriol Asensio (¿que no conocéis su blog? ¡pues venga! que os vais a divertir de lo lindo) y de algunos amigos que nos comentaban que en Jaén se "cuece" algo muy bueno últimamente.

Las experiencias siempre han sido estupendas. Hemos estado tomando alguna que otra tapita y disfrutando de lo lindo en restaurantes geniales. Hemos probado menos sitios de los que nos hubiese gustado y hemos repetido menos de lo que hubiésemos querido, porque lo malo de esto es que cuando un sitio te gusta de verdad quieres volver a darle la vuelta a la carta y eso es lo que nos ha pasado en en Bagá, donde ya soñamos con volver. ¡Vaya cocina, señores! De disfrutar y disfrutar. También hemos estado en sitios simpáticos, de esos que te conquistan por su buen hacer como Mangas VerdesLa Taberna El Gorrión, de la que nos dio mucha pena saber que se vende. Y nos queda re-visitar Casa Antonio, a la que no hemos vuelto en nuestra segunda visita, pero a la que tenemos ganas. 

En definitiva, que Jaén bien vale una visita gastronómica o dos y eso que no hemos hablado de aceites... que eso ya lo dejo para otra entrada.


Comentarios

  1. Roooooooooojo de vergüenza, madre mía. Muchísimas gracias. Menudas ganas tengo de leer vuestras entradas, Ensalada. El Pato es también un clásico, que tengo guardado para un día que Jose se despiste. Eso sí, pasarlo bien, me lo he pasado en grande en el Pato.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario